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Este volumen reúne dos de los escritos más famosos de Oscar Wilde de sus últimos años: "De Profundis" y "La balada de la cárcel de Reading". "De Profundis" es una emotiva carta que Wilde escribió a su antiguo amante Lord Alfred Douglas mientras estaba encarcelado en la prisión en Reading acusado de grave indecencia. Es una profunda meditación sobre el significado del amor, la traición, el sufrimiento, la redención y el perdón. La cruda honestidad y la profundidad de sentimientos que muestra la carta proporcionan una visión única del alma y la mentalidad de Wilde durante sus horas más oscuras.…mehr

Produktbeschreibung
Este volumen reúne dos de los escritos más famosos de Oscar Wilde de sus últimos años: "De Profundis" y "La balada de la cárcel de Reading". "De Profundis" es una emotiva carta que Wilde escribió a su antiguo amante Lord Alfred Douglas mientras estaba encarcelado en la prisión en Reading acusado de grave indecencia. Es una profunda meditación sobre el significado del amor, la traición, el sufrimiento, la redención y el perdón. La cruda honestidad y la profundidad de sentimientos que muestra la carta proporcionan una visión única del alma y la mentalidad de Wilde durante sus horas más oscuras. "La balada de la cárcel de Reading" es un poema conmovedor basado en las experiencias de Wilde como presidiario. Lleno de imágenes vívidas y un ritmo poderoso, describe la crueldad y la inhumanidad del sistema penitenciario victoriano. La balada se centra en la ejecución de un compañero de prisión, Charles Thomas Wooldridge, y transmite la desesperación absoluta y la sensación de inutilidad que Wilde sintió durante su propio encarcelamiento. Ambas obras siguen siendo profundamente relevantes como testamentos de la humanidad esencial y la dignidad de todas las personas, incluidos los perseguidos y condenados de la sociedad.
Autorenporträt
In contrast to much theatre of the time, The Importance of Being Earnest's light plot does not tackle serious social and political issues, something of which contemporary reviewers were wary. Though unsure of Wilde's seriousness as a dramatist, they recognized the play's cleverness, humour and popularity with audiences. Bernard Shaw, for example, reviewed the play in the Saturday Review, arguing that comedy should touch as well as amuse, "I go to the theatre to be moved to laughter." Later in a letter he said, the play, though "extremely funny," was Wilde's "first really heartless one." In The World, William Archer wrote that he had enjoyed watching the play but found it to be empty of meaning, "What can a poor critic do with a play which raises no principle, whether of art or morals, creates its own canons and conventions, and is nothing but an absolutely wilful expression of an irrepressibly witty personality?"