El pasado que me espera es un ejercicio de interpretación sobre los límites de las ciencias sociales para estudiar y representar el fenómeno religioso. La primera parte es producto de su trabajo de campo en los dos mayores altares de la Santa Muerte en el Valle de México, y el de la ciudad de Nueva York: es un ejercicio muy original de elaboración narrativa de la experiencia etnográfica, que muestra, como Wittgenseitn hubiese querido, los problemas que se plantean en los dos apartados posteriores; la forma de collage, o pastiche, resulta particularmente apta para hacer visibles las dificultades de la representación. La segunda es un análisis de los principales esquemas con que la sociología ha interpretado los hechos religiosos: ofrece un estudio crítico de la idea de la secularización, el gran problema de la sociología de la religión, y cierra con una reflexión sobre la mirada de Wittgenstein que resulta sumamente atractiva. La tercera estudia los problemas de la representación de los hechos sociales, con la mirada en las formas más inmediatas, o presuntamente inmediatas: la fotografía y el cine, de complicada relación con el trabajo etnográfico. Es un trabajo sumamente original: incisivo, complejo, serio, cuyas preguntas son de una profundidad destacada. La calidad literaria de la escritura, además, es extraordinaria. Algo importante, en vez de empeñarse en reducir la complejidad del fenómeno que se encontró en su trabajo de campo, Rodrigo Salido explota esa complejidad, y la aprovecha para abrir el horizonte de la reflexión de una manera tan inesperada como fructífera. Fernando Escalante Gonzalbo, El Colegio de México