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Un libro con dos destinos que se cruzan, son dos personajes muy diferentes. Sin embargo, se cruzarán, se amarán y se odiarán. La vida nunca es una carretera recta. Todo comienza en Laredo, una ciudad de Texas. Si cruzamos la calle, estamos en México. La elección de la ciudad no es baladí, el extranjero, o el futuro migrante, es tu vecino. A unos pasos de distancia, México ha establecido una nueva ciudad, la nueva Laredo. El migrante no recorrió miles de kilómetros a pie, vivía en la acera de enfrente a la suya. Alejandro es hijo de inmigrantes, sus padres son mexicanos y también vivía a unos…mehr

Produktbeschreibung
Un libro con dos destinos que se cruzan, son dos personajes muy diferentes. Sin embargo, se cruzarán, se amarán y se odiarán. La vida nunca es una carretera recta. Todo comienza en Laredo, una ciudad de Texas. Si cruzamos la calle, estamos en México. La elección de la ciudad no es baladí, el extranjero, o el futuro migrante, es tu vecino. A unos pasos de distancia, México ha establecido una nueva ciudad, la nueva Laredo. El migrante no recorrió miles de kilómetros a pie, vivía en la acera de enfrente a la suya. Alejandro es hijo de inmigrantes, sus padres son mexicanos y también vivía a unos cincuenta kilómetros de Laredo. Sorprende hablar de migrantes en Estados Unidos, aparte de los nativos americanos, todos los habitantes son migrantes o descendientes de migrantes. El término resalta el desprecio. Hablamos de italoamericanos, pero nunca de irlandesesamericanos. Las palabras que utilizamos, la elección de los términos, tienen significado. Laredo, aux USA, est le pays de la suffisance, vous n'y mourrez pas de faim si vous travaillez, vos enfants vont à l'école, le mode de vie américain leur permettra de devenir riches, et de profiter de tous les plaisirs de la vida. Priscilla es estadounidense, desciende de un migrante inglés que llegó aquí hace siglos. Rubia, ojos verdes, sin duda. Sus padres son de clase media, observan a México con empatía. Pero los hijos de inmigrantes del sur los exasperan. No quieren integrarse a la sociedad estadounidense. Viven en clanes, como lo harían los animales. Un día, ella está comiendo helado en un camino que no lleva a ninguna parte, probablemente en California, Alejandro se sienta a su lado, la molesta para que le dé un beso. Él decide que ella es su novia. Ella no responde, es tímida y no se atreve a imponerse. Unos días después la presentó a sus padres, ellos la invitaron a comer el próximo domingo. Ella no se atreve a decir que no. Una mañana aparece James. Priscilla lo ama, tiene granos y ella lo encuentra muy guapo. Alejandro se está volviendo loco. Ella entra en crisis. James le robó a su novia, ella le pertenece. Alejandro, tras un gran error, es condenado a diez años de prisión, para gran alivio de los dos amantes. Sale de prisión. De camino a Laredo, nota que se han producido cambios. Él está preocupado. Dos hombres tan fuertes como si se hubieran pasado la vida en salas de pesas lo obligan a subir a un coche. Unos días después, se encontró en el Polo Norte sin entender lo que le estaba pasando. Sólo le queda un objetivo: ir a Laredo, a priori no es fácil. Mientras tanto, Priscilla se da cuenta de que en Laredo la vida se ha detenido. No vive nadie, ni siquiera un perro o un pájaro, sólo el viento y el calor están presentes. Salir de esta ciudad se convierte en una emergencia.