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Ana María Navales se asoma a la ventana de su estudio y ve el mar. No todos podríamos hacerlo porque el estudio de Ana María, el lugar donde escribe y hace versos al abrigo de la noche, está a leguas y leguas (que es más poético que decir kilómetros) de ese mar de fondo, de ese hallado mar en el que tantas veces se ha bañado. Y es que Ana María vislumbra su mar interior en medio del secano y del desierto, y le sirve de humus esencial, metafórico y estético, sobre el que alzar las palabras que le nacen. Ana María, que ha escrito entre restos de lacre y cerca de vigilias, desvelando su fuego…mehr

Produktbeschreibung
Ana María Navales se asoma a la ventana de su estudio y ve el mar. No todos podríamos hacerlo porque el estudio de Ana María, el lugar donde escribe y hace versos al abrigo de la noche, está a leguas y leguas (que es más poético que decir kilómetros) de ese mar de fondo, de ese hallado mar en el que tantas veces se ha bañado. Y es que Ana María vislumbra su mar interior en medio del secano y del desierto, y le sirve de humus esencial, metafórico y estético, sobre el que alzar las palabras que le nacen. Ana María, que ha escrito entre restos de lacre y cerca de vigilias, desvelando su fuego secreto, ejerciendo su mester de amor, entre nuevas y viejas estancias, mirándose en los espejos de la palabra, por la palabra y contra la palabra, ha dejado que el silencio hable, es decir, se ha alejado por una vez del mar, de sus queridas arenas, de los murmullos que mecen los sueños, y de la brisa que aleja la tristeza, para asumir su palabra más neta, la que alguna vez tenemos que decirnos para poder recuperarnos de nosotros mismos y avizorar una nueva línea en el horizonte. Ana María se ha alejado de la ventana de su estudio, ha dado la espalda al color de los geranios, y ha escuchado las nuevas palabras de la voz que le reclama. A veces dice cosas que estaban ya dichas, a veces surgen cantos que estaban dormidos, a veces la sorpresa nace de sus versos. Pero es otro el tono, la pauta y la sombra que proyectan. Ana María ha cerrado la ventana de su estudio y su verso se ha escrito en silencio.