Cervantes tuvo la extraordinaria capacidad de superar con su creatividad, tanto las estrecheces que le impusiera su patrón de vida, como graves traumatizaciones externas, y así hallar respuestas liberadoras. Sus picos creativos, a distintas edades, llevan el signo de las típicas etapas de maduración que atraviesan todas las personas. A despecho de grandes dificultades externas y personales, su maestría se manifestará incluso en una edad muy avanzada, más aún, esta alcanzará entonces su punto máximo de culminación y le permitirá hallar respuestas creativas a su desmoronamiento físico y la proximidad de la muerte. En la segunda mitad del pasado milenio las vicisitudes externas e internas de los destinos personales y también los intentos de enfrentarlas con respuestas humanas, siguen siendo evidentemente las mismas. Por tanto, en tiempos de un rasante incremento de la longevidad como los nuestros, las estrategias creativas de Cervantes resultan de suma actualidad y ofrecen pautas útiles para nosotros.