El acceso al conocimiento científico y a las tecnologías es una de las claves para la transformación socio-económica y el logro de elevados niveles de productividad y competitividad internacional, con ellos permite que se cumpla el encargo social de la educación basado en la necesidad de formar hombres y mujeres que dominen los frutos de la Revolución Científico-Tecnológica y sean, al mismo tiempo, creadores e innovadores. Entre las definiciones que los investigadores ofrecen sobre cultura científica, se sugiere aquella que la considera como parte de la cultura general de las personas, la que posibilita al hombre conformar explicaciones, interpretaciones y predicciones acerca de los fenómenos y los procesos que los rodea, desde lo más actualizado de la ciencia, a fin de satisfacer necesidades e intereses sociales y personales, en armonía con la naturaleza. Las actividades práctico-experimentales propuestas permiten desarrollar la cultura científica en los estudiantes ya que posibilitan el vínculo de los contenidos que reciben en las diferentes materias con las actividades que realizan en su vida cotidiana, potenciando valoraciones adecuadas del desarrollo científico-tecnológico.