
ACOGIDA Y ALOJAMIENTO GENEROSO UN FACTOR DE BENDICIONES DIVINAS EN TODOS LOS ASPECTOS (00002, #2) (eBook, ePUB)
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ACERCA DE A la luz de esta era digital, mientras nos acercamos al final del siglo, los desafíos relacionados con la hospitalidad, las migraciones y la compasión humana se presentan ante nosotros con una nueva intensidad. En nuestras vidas profesionales, sociales y espirituales, la omnipresencia del smartphone, especialmente de los dispositivos Android, parece a menudo primar sobre los valores fundamentales de decencia y acogida cálida. No es raro cruzarse con agentes de servicios públicos totalmente absorbidos por sus pantallas, ignorando la simple cortesía de un saludo. La mayoría de la...
ACERCA DE
A la luz de esta era digital, mientras nos acercamos al final del siglo, los desafíos relacionados con la hospitalidad, las migraciones y la compasión humana se presentan ante nosotros con una nueva intensidad.
En nuestras vidas profesionales, sociales y espirituales, la omnipresencia del smartphone, especialmente de los dispositivos Android, parece a menudo primar sobre los valores fundamentales de decencia y acogida cálida. No es raro cruzarse con agentes de servicios públicos totalmente absorbidos por sus pantallas, ignorando la simple cortesía de un saludo. La mayoría de las veces, el personal se encuentra atrapado en los laberintos de las redes sociales, relegando las interacciones humanas a un segundo plano. Si no revisamos nuestra percepción de los extraños, corremos el riesgo de desconocer a Dios mismo y de rechazarlo detrás de apariencias indeseables.
El Señor tiene esta capacidad única de disfrazarse, adoptando cualquier forma para manifestarse a nosotros. Nunca se revelará bajo una apariencia sospechosa. En muchas situaciones, Dios se presenta ante nosotros como un mendigo, un enfermo o una persona en apuros. Por lo tanto, es nuestro deber estar atentos, especialmente nosotros que aspiramos a encontrar lo divino. Desafortunadamente, a menudo lo hemos ignorado cuando se presenta bajo los rasgos de aquellos que consideramos indignos, simplemente porque piden nuestra ayuda.
El apóstol Pablo, en Romanos 14:1, nos exhorta: «Acoged al que es débil en la fe, sin entrar en disputas sobre opiniones». Este versículo subraya la importancia de la acogida, sin importar la situación del otro. Algunos se sentirán cómodos consumiendo todo lo que se les ofrece, mientras que otros, más frágiles en su fe, se contentarán con opciones más prudentes. Este contraste resalta nuestra responsabilidad colectiva: es imperativo respetar la posición de los visitantes y de los extraños, especialmente aquellos que se encuentran en una situación de vulnerabilidad, sin hipocresía ni discriminación.
Reverando Pastor
Lucas Zanga
A la luz de esta era digital, mientras nos acercamos al final del siglo, los desafíos relacionados con la hospitalidad, las migraciones y la compasión humana se presentan ante nosotros con una nueva intensidad.
En nuestras vidas profesionales, sociales y espirituales, la omnipresencia del smartphone, especialmente de los dispositivos Android, parece a menudo primar sobre los valores fundamentales de decencia y acogida cálida. No es raro cruzarse con agentes de servicios públicos totalmente absorbidos por sus pantallas, ignorando la simple cortesía de un saludo. La mayoría de las veces, el personal se encuentra atrapado en los laberintos de las redes sociales, relegando las interacciones humanas a un segundo plano. Si no revisamos nuestra percepción de los extraños, corremos el riesgo de desconocer a Dios mismo y de rechazarlo detrás de apariencias indeseables.
El Señor tiene esta capacidad única de disfrazarse, adoptando cualquier forma para manifestarse a nosotros. Nunca se revelará bajo una apariencia sospechosa. En muchas situaciones, Dios se presenta ante nosotros como un mendigo, un enfermo o una persona en apuros. Por lo tanto, es nuestro deber estar atentos, especialmente nosotros que aspiramos a encontrar lo divino. Desafortunadamente, a menudo lo hemos ignorado cuando se presenta bajo los rasgos de aquellos que consideramos indignos, simplemente porque piden nuestra ayuda.
El apóstol Pablo, en Romanos 14:1, nos exhorta: «Acoged al que es débil en la fe, sin entrar en disputas sobre opiniones». Este versículo subraya la importancia de la acogida, sin importar la situación del otro. Algunos se sentirán cómodos consumiendo todo lo que se les ofrece, mientras que otros, más frágiles en su fe, se contentarán con opciones más prudentes. Este contraste resalta nuestra responsabilidad colectiva: es imperativo respetar la posición de los visitantes y de los extraños, especialmente aquellos que se encuentran en una situación de vulnerabilidad, sin hipocresía ni discriminación.
Reverando Pastor
Lucas Zanga
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