Vivir después del dolor
Cómo afrontar una pérdida, desde la psicología y la propia experiencia de enviudar
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"Toda muerte tiene algo de incomprensible. Quizás la muerte de personas muy enfermas o ancianas tiene algún intento de explicación. Sin embargo, cuando fallecen, de todas maneras nos dejan una sensación de vacío, preguntas sin respuesta y unas ganas de que sean eternos, con la posterior decepción de entender que así no funciona la vida. Pero cuando fallece alguien menor o de la misma edad que uno, sin estar enfermo ni anciano todo se vuelve más incompresible aúnCuando el par, el compañero de cada día, abruptamente se va, algo irrumpe. Algo rompe con el cotidiano transitar. Como psic...
"Toda muerte tiene algo de incomprensible. Quizás la muerte de personas muy enfermas o ancianas tiene algún intento de explicación. Sin embargo, cuando fallecen, de todas maneras nos dejan una sensación de vacío, preguntas sin respuesta y unas ganas de que sean eternos, con la posterior decepción de entender que así no funciona la vida. Pero cuando fallece alguien menor o de la misma edad que uno, sin estar enfermo ni anciano todo se vuelve más incompresible aúnCuando el par, el compañero de cada día, abruptamente se va, algo irrumpe. Algo rompe con el cotidiano transitar. Como psicóloga, siempre supe que la escritura es terapéutica. Pero desde ese día y por un tiempo, la psicóloga se apagó, y quedó encendida con tenue luz la persona rota, sin capacidad de ejercer su profesión. ¿Desde qué lugar contengo si apenas me puedo sostener yo? me preguntaba cada día a la vez que me esforzaba por retomar mi actividad laboral. Pero era imposible. Tanto dolor se tenía que tramitar y no era trabajando como podía lograrlo. Así es como empecé a escribir."
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