
Recuerdo de don Pío Baroja
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Don Pío Baroja, 'escritor diáfano e inmediato', fue para Camilo José Cela un hombre 'escéptico y tierno, humilde y decente, íntegro y burlón'. Un novelista de raza que 'se propuso llamar a las cosas por su nombre' y que 'no se permitió jamás licencia alguna a sí mismo. Genio y figura, hasta la sepultura'. El autor de El árbol de la ciencia fue, en definitiva, el 'arquetipo del individualismo a ultranza, postura que quizás tenga sus quiebras, pero también posee sus valores. Baroja ha podido dar, a lo largo de su extensa obra y de su dilatada vida, un claro ejemplo de permanencia y d...
Don Pío Baroja, 'escritor diáfano e inmediato', fue para Camilo José Cela un hombre 'escéptico y tierno, humilde y decente, íntegro y burlón'. Un novelista de raza que 'se propuso llamar a las cosas por su nombre' y que 'no se permitió jamás licencia alguna a sí mismo. Genio y figura, hasta la sepultura'. El autor de El árbol de la ciencia fue, en definitiva, el 'arquetipo del individualismo a ultranza, postura que quizás tenga sus quiebras, pero también posee sus valores. Baroja ha podido dar, a lo largo de su extensa obra y de su dilatada vida, un claro ejemplo de permanencia y de lealtad a unos principios tan elementales como difíciles, tan simples como férreos. Esa es, posiblemente, una de sus mayores virtudes, quizás la mayor y la más sólida'. Aunque son muchos y muy variados ? en su extensión y en su tono ? los textos que el escritor gallego consagró a Baroja, por quien sentía una profunda admiración y un enorme respeto, son muy poco conocidos para el gran público, pues hasta ahora han permanecido dispersos en revistas, periódicos o libros, y nunca se habían recopilado en un solo volumen. Para paliar ese vacío y rescatar del olvido estos testimonios entrañables, Francisco Fuster ha preparado una original antología con los mejores escritos ? semblanzas, breves ensayos, entrevistas, artículos de prensa ? que Cela dedicó a la personalidad y la obra del novelista vasco. Este libro, ante el centenario del nacimiento del autor de La colmena, se convierte en el mejor homenaje póstumo de todo un Premio Nobel a quien siempre consideró su 'viejo amigo y maestro'.