MODIFICACIÓN DEL COMPORTAMIENTO EN EL AUTISMO/TE
Historia del refuerzo y la modelización del comportamiento
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Los niños/aprendices o adultos diagnosticados con TEA/autismo pueden experimentar mayores o menores dificultades en función del nivel de gravedad manifestado en el trastorno y sus síntomas y comorbilidades. Por ejemplo, si un alumno con un comportamiento inadecuado con una evaluación de barreras clasificada como persistente o grave es objeto de una modificación de conducta, tendrá que ser reforzado con un comportamiento adecuado, ya sea en un procedimiento de refuerzo diferencial alternativo (DRA), incompatible (DRI), otro comportamiento (DRO), tasas bajas (DRL) o altas (DRH). Así, la m...
Los niños/aprendices o adultos diagnosticados con TEA/autismo pueden experimentar mayores o menores dificultades en función del nivel de gravedad manifestado en el trastorno y sus síntomas y comorbilidades. Por ejemplo, si un alumno con un comportamiento inadecuado con una evaluación de barreras clasificada como persistente o grave es objeto de una modificación de conducta, tendrá que ser reforzado con un comportamiento adecuado, ya sea en un procedimiento de refuerzo diferencial alternativo (DRA), incompatible (DRI), otro comportamiento (DRO), tasas bajas (DRL) o altas (DRH). Así, la modificación de una conducta indeseable o el refuerzo positivo de una conducta deseable se produce a través del refuerzo diferencial en el condicionamiento operante. Es a partir de los estudios sobre el condicionamiento operante de Frederic Burrhus Skinner (1957) que obtenemos los principios para utilizar este condicionamiento. La mayoría de los comportamientos humanos pueden modelarse. Estos comportamientos operantes se refuerzan positiva o negativamente, aumentando la probabilidad de que se produzcan en el futuro.
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