Los lujos ordinarios. La expansión del consumo en Valencia durante el Desarrollismo
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En la España de 1959, una tÃmida liberalización del comercio decretada por los gobiernos del Régimen será determinante para las mujeres y los hombres nacidos entre los años veinte y cuarenta del pasado siglo. A lo largo de las siguientes décadas accederán a la sociedad de consumo. Y esto ocurre en la España y en la Valencia de aquellas fechas. Y ello sucede en el marco de una Europa en transformación. Pese al escaso apoyo directo de las altas instancias del Estado, el potencial de Valencia y su región se fundamentarán en la actividad y en el empeño individuales, en prácticas y hÃ...
En la España de 1959, una tÃmida liberalización del comercio decretada por los gobiernos del Régimen será determinante para las mujeres y los hombres nacidos entre los años veinte y cuarenta del pasado siglo. A lo largo de las siguientes décadas accederán a la sociedad de consumo. Y esto ocurre en la España y en la Valencia de aquellas fechas. Y ello sucede en el marco de una Europa en transformación. Pese al escaso apoyo directo de las altas instancias del Estado, el potencial de Valencia y su región se fundamentarán en la actividad y en el empeño individuales, en prácticas y hábitos próximos a la tradición artesana. El resultado será también producto del esfuerzo y del sacrificio de una población que ansÃa dejar atrás la economÃa de subsistencia. Comienza por entonces la "era de los electrodomésticos", de la que este libro presenta su advenimiento. La incipiente electrónica, la moda, la vivienda o la segunda residencia son bienes materiales, sÃmbolos de una modernidad anhelada. Son también avances acompañados de una importante mejora en la alimentación y en la higiene. El acceso no será lineal ni uniforme; los puntos de partida, tampoco. Ahora bien, la aspiración al bienestar, al confort que el cine y la televisión difunden, es dominante, transversal a todos los grupos sociales. El mundo no tiene por qué ser ya un Valle de Lágrimas, esa vida de estrecheces y penalidades a que el nacionalcatolicismo nos destina y condena. Es, o mejor podrá ser, el ParaÃso terrenal del consumo.
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