Cuentos de los Hermanos Grimm Parte II
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Un labrador tenÃa dos hijos, el mayor de los cuales era muy listo y entendido y sabÃa muy bien a qué atenerse en todo, pero el menor era tonto y no entendÃa ni aprendÃa nada y cuando le veÃan las gentes decÃan: -Trabajo tiene su padre con él. Cuando habÃa algo que hacer, tenÃa siempre que mandárselo al mayor, pero si su padre le mandaba algo siendo de noche, o le enviaba al oscurecer cerca del cementerio, o siendo ya oscuro al camino o cualquier otro lugar sombrÃo, le contestaba siempre: -¡Oh!, no, padre, yo no voy allÃ: ¡tengo miedo! Pues era muy miedoso. Si por la noche referÃ...
Un labrador tenÃa dos hijos, el mayor de los cuales era muy listo y entendido y sabÃa muy bien a qué atenerse en todo, pero el menor era tonto y no entendÃa ni aprendÃa nada y cuando le veÃan las gentes decÃan: -Trabajo tiene su padre con él. Cuando habÃa algo que hacer, tenÃa siempre que mandárselo al mayor, pero si su padre le mandaba algo siendo de noche, o le enviaba al oscurecer cerca del cementerio, o siendo ya oscuro al camino o cualquier otro lugar sombrÃo, le contestaba siempre: -¡Oh!, no, padre, yo no voy allÃ: ¡tengo miedo! Pues era muy miedoso. Si por la noche referÃan algún cuento alrededor de la lumbre, en particular si era de espectros y fantasmas, decÃan todos los que le oÃan: -¡Qué miedo! Pero el menor, que estaba en un rincón escuchándolos no podÃa comprender lo que querÃan decir: -Siempre dicen ¡miedo, miedo!, yo no sé lo que es miedo: ese debe ser algún oficio del que no entiendo una palabra. Mas un dÃa le dijo su padre: -Oye tú, el que está en el rincón: ya eres hombre y tienes fuerzas suficientes para aprender algo con que ganarte la vida. Bien, ves cuánto trabaja tu hermano, pero tú no haces más que perder el tiempo. -¡Ay padre!, -le contestó-, yo aprenderÃa algo de buena gana y sobre todo quisiera aprender lo que es miedo, pues de lo contrario no quiero saber nada.
